La pizza es un plato muy importante de la comida italiana y a pesar de que existen muchas variaciones en los ingredientes y formas de cocción, siempre se busca llegar a la receta original preparada a mano y en hornos de leña. Es así cómo aparece la piedra refractaria para hornos convencionales y eléctricos, que permite preparar pizzas en casa con resultados de alta calidad.
Los hornos profesionales para pizza llegan a temperaturas entre los 300 - 400 grados celsius, mientras que los hornos domésticos sólo alcanzan los 250 grados aproximadamente, esta gran diferencia se puede remediar parcialmente gracias al uso de la piedra refractaria. Su capacidad para absorber la humedad, almacenar el calor y distribuirlo uniformemente manteniendo una temperatura elevada son determinantes para una cocción de calidad en menor tiempo.
La piedra refractaria está compuesta de materiales refractarios cocinados a altas temperaturas, como por ejemplo arcilla o cordierita (roca polimórfica compuesta por aluminio, hierro y magnesio). El resultado es un material poroso que resiste y almacena altas temperaturas logrando resultados notables; una masa suave y crocante y una salsa que mantiene la humedad y fragancia de sus ingredientes.
Existen distintas estructuras de piedras refractarias, las piedras lisas que entregan todos los beneficios descritos anteriormente y las piedras con canales longitudinales, que ayudan al movimiento convectivo del calor, ofreciendo un calentamiento más rápido.
En cuanto al espesor, la ventaja de una piedra fina radica en la mayor velocidad de calentamiento y en la mejor absorción de la humedad, pero al mismo tiempo tenderá a enfriarse antes porque almacena menos calor. Una piedra refractaria más gruesa tardará más en calentarse, pero podrá absorber más calor y mantenerlo por más tiempo.